Intruso
- Pedro Creo
- 18 mar 2019
- 8 Min. de lectura
-¿Qué está pasando?
Sandra se miraba al espejo del baño, observaba sus pupilas, abría la llave del grifo dejando escapar el chorro de agua, tapaba el lavabo y dejaba que se llenara, acto seguido sumergía su cara sobre el agua fría.
-¿En dónde está mi marido? ¿Quién es esa persona?
Sandra, una mujer de cuarenta y cinco años, ha amalgamado una fortuna considerable en base a su carrera como actriz, este es su segundo matrimonio, dándose el gusto de casarse con un hombre veinte años más joven que ella.
Sandra y Jermán habían tenido un matrimonio estable en sus dos años de casados, pero el día de hoy algo había sucedido. Sandra notó la ausencia de su marido, su reemplazo por alguien de facciones y proporciones físicas parecidas.
Sandra se asomaba desde la puerta del baño, observaba al “impostor” acostado sobre la cama, debajo de las sabanas, mostrando estratégica desnudez; justo ayer habían hecho el amor, a ella le intrigaba saber en qué momento el intruso ocupó el lugar de su joven marido, porque de algo estaba segura; él de ayer era Jermán, ese que ahora está acostado en el lecho matrimonial, es alguien más.
Las lágrimas corrían por el rostro de Sandra, pensaba que ahora su esposo estaría muerto, que este ser lo había matado, torturado, y que ahora se caracterizaba como él.
Cuando un momento de luz llegó a sus ideas.
-Dios… viene por mi fortuna, nunca descansará. Abraham.
Abraham (actor y maestro del transformismo mediante disfraces) había sido esposo de Sandra hace dos décadas, relación que nació tras las bambalinas teatrales, una matrimonio marcado por los excesos y las mentiras, Abraham robó y estafó a nombre de Sandra, gota que derramó el vaso para solicitar el divorcio de su viciada pareja.
Ahora Sandra se daba ánimos para salir del baño en busca de ayuda, su teléfono celular se encontraba conectado en un toma corriente de la cocina, ahí lo dejó la noche anterior antes de que Jermán la tomará por sorpresa para subir a la habitación.
Abrió con suma delicadeza la puerta del baño, atenta de que no rechinaran las bisagras de las puertas, ponía una punta del pie afuera del baño, avanzaba sigilosa, observando por el rabillo del ojo como el impostor respiraba en profundo sueño.
La puerta de la habitación estaba abierta solo había que atravesarla, pero antes de salir, le echaría un último vistazo al intruso.
Al voltear a verle, este la miraba fijamente, con sus rasgos faciales distorsionados, dándole un aspecto parecido al de Jermán, una imitación aterradora de humanidad. Sandra emite un grito de horror y corre en busca de refugio.
¡Sandra! ¡Regresa!- gritó el hombre que estaba en la cama.
La actriz escuchaba detrás de ella el rápido andar de su persecutor. Ella gritaba hasta lastimar sus cuerdas vocales, con la esperanza de ser escuchada por los vecinos, y en un instante se da cuenta que está sola, no hay nadie detrás de su persona. Se sabe en peligro, y va hacia la cocina, toma un cuchillo para cortar carne.
-No me vas a robar de nuevo maldito cerdo, esto termina aquí. ¿En dónde estás?
El silencio en la casa era sepulcral, observó su celular y el teléfono de casa, con el cuchillo corto la línea de teléfono.
-Esto termina aquí maldito, robaste mi dinero, mataste a mi esposo y ahora pagarás.
Empezó a avanzar hacia la sala, cuchillo en mano, merodeando, observando cada rincón del hogar, estaba segura que no había escapado. Todas las noches ponía seguro a las cerraduras y ella tenía las llaves (no se explicaba cómo había entrado), al fin y al cabo ya estaba dentro y pagaría las consecuencias, la casa era de ella, las reglas eran de ella. El solo era un parasito succionándole el cuello para sobrevivir.
-¿Pero cómo demonios entró? Tal vez en la noche no lo distinguí bien por la obscuridad y le abrí la puerta a este loco, le hice el amor (de nuevo) a este loco. ¡No! Es imposible, yo hice el amor con Jermán.
Un sonido en el desván la alertó.
-Con que estás arriba maldito perro.
Sandra subió la escalera de caracol que de acceso a la entrada del desván, la puerta estaba abierta, olía al aroma de Jermán, se preguntaba si era posible que su esposo estuviera ahí, preso a causa de su impostor.
Con susurros Sandra preguntaba por su marido:
-¿Jermán? ¿Estás aquí? ¿Háblame bebé?
-A-a-aquí estoy…
-¿En dónde? No te veo, prende la luz.
De entre las sombras se asomaba el mismo rostro modificado, esa imitación barata de Jermán, era una especie de mascara de piel que escondía el rostro de Abraham, pensaba Sandra. Su impresión fue mayúscula, que cuando el impostor estuvo cerca le soltó un navajazo que cortó su rostro, el intruso se llevó las manos al rostro para detener el brote de sangre, cayendo sobre sus rodillas -¿Qué te pasa Sandra?- reclamaba la víctima.
-¿En dónde está mi marido perro? ¡Lo mataste! ¡Eres capaz de todo malnacido!
-Espera, ¡No por favor! ¿Qué haces?
Sandra empuñó el cuchillo, dejándolo caer varias veces sobre el impostor, la hoja metálica rompía la piel como tela, penetraba sobre su humanidad, salía acompañado con chorros de sangre. El presunto Abraham, había dejado ya de cubrirse de los ataques de la fémina, dejaba entrar el cuchillo sobre su cuerpo, dejando a la vista viseras, órganos, carne viva, la saña de Sandra no termino hasta advertir que lo que acribillaba se convertía en una masa sangrienta, deforme y despojada de toda vida.
Agitada limpia el sudor de su frente y advierte de su terrible crimen, que horror era observar a ese bulto sin forma, la pijama de Sandra lucía roja, teñida completamente por la sangre de su víctima. El sonido clásico del timbre sonó en la puerta de entrada.
La reacción de Sandra fue de susto, el timbre volvía a sonar; se despojó de su pijama y aventó el cuchillo, desnuda salía del desván cerrándolo con seguro, ¿Quién era? Se dirigió a su cuarto para buscar ropa limpia, el timbre seguía sonando ahora acompañado de golpes fuertes en la puerta, entró al baño a limpiar la sangre sobre sus manos y rostro.
Una voz se escuchaba desde el otro lado de la puerta de entrada:
-Señora Anderson, abra la puerta. Soy el oficial Ruiz.
En su avanzar tropezó con una mesita de sala, tirando los adornos de porcelana que sobre ella estaban. El ruido delató la presencia de alguien dentro de la casa.
-Señora Anderson, sabemos que está adentro. Abra, nos han reportado los vecinos de algunos gritos, ¿Se encuentra bien? Soy el oficial Ruíz, ¿Me recuerda? Sobrino de la señora Betty.
-Sí… lo recuerdo, no era nada, era una rata enorme, le tengo un pavor a ellas. Todo está bien oficiales muchas gracias.
Sandra se acerca a la puerta a observar sobre la mirilla, puede a advertir a los policías que se encuentran de espaldas, listos para partir, uno de ellos voltea hacia la puerta como esperando suceda algo más antes de irse, Sandra observa mejor el rostro del oficial Ruíz (a quien conoce bien), su sorpresa se convierte en pánico, el rostro del policía es una máscara de piel que aspira a parecerse a la del policía Ruíz, una barata replica antinatural de semejanza humana, era Abraham, se había disfrazado ahora del oficial de policía, dispuesto a matar a Sandra por cualquier medio, ¿Pero cómo lo habría logrado? ¿Qué su cuerpo no yacía oculto en el ático? Lo había matado hace apenas unos instantes, ahora estaba frente a su puerta, y con un arma que le otorga el departamento de policía estatal.
Sandra desahogó su pánico en un grito de terror que alertó a los policías. Estos forzaron la puerta para entrar, encontraron a Sandra con el rostro convertido en una caricatura perturbadora que reflejaba pavor.
Nota periodística de la ciudad de Arlington
Mayo 16
VETERANA ACTRÍZ ASESINA SALVAJEMENTE A SU JOVEN ESPOSO
Ciudad de Arlington.- El día de ayer, la ciudad se estremeció ante la noticia de un sanguinario hecho, el asesinato del joven productor Jerman Santillana Morel, a manos de quien fuera su esposa, que le llevaba veintitrés años de edad, la famosa primera actriz Sandra Anderson de Morel.
En efecto, el matrimonio tenía un poco más de dos años de casados, la polémica actriz que venía de un divorcio complicado con el también actor Luis Abraham Swan, contrajo nupcias con el productor ante la ola de rumores por la diferencia de edades y los diferentes momentos de éxito de ambos personajes.
En la mañana de ayer, cerca de las nueve horas con veinte minutos, vecinos del área residencial Estrella, reportaron gritos y ruidos en el domicilio ubicado en la calle Greishman número 56, por lo que la policía asignada a esta zona privada se constituyó en el domicilio anteriormente descrito, viéndose los guardianes del orden forzados a entrar ante los incesantes gritos de la propietaria de la casa.
El oficial Oscar Ruíz, reportó que se encontraron a la señora Sandra Anderson completamente desnuda y en estado de shock, y que entre gritos nombraba a su ex esposo el señor Luis Abraham Swan, la actriz fue trasladada al hospital privado de Arlington para tratar su crisis nerviosa. La sorpresa fue mayúscula cuando los policías una vez dentro, observaron que desde la puerta del ático goteaba un líquido obscuro, el cual al acercarse constataron se trataba de sangre, el horror se apoderó de los oficiales al entrar en el ático y observar un cadáver recién acribillado mediante arma punzo cortante, cadáver que se corroborara era del señor Santillana, el cuerpo presentó treinta y seis puñaladas en su cuerpo, tres más en su cuello, así como ocho más en su rostro, el arma con que se cometió el crimen se encontró en el mismo lugar a unos metros de la víctima, así como la ropa para dormir de la actriz.
La presunta culpable del festín de sangre fue detenida instantes después de dársele de alta en el hospital de la ciudad, fue trasladada a la agencia sexta de lo penal, en donde se le tomará declaración ante los hechos que se le imputan por asesinato en segundo grado. Hasta estas horas de redacción la presunta asesina se encuentra en las inmediaciones de dicha agencia ministerial, el cuerpo de la víctima ha sido ya reclamado por sus familiares para darle cristiana sepultura, el cadáver aún se encuentra en el anfiteatro local para los exámenes de necropsia de ley. Seguiremos informando de esta noticia que ha conmocionado a los habitantes de nuestra región.
Redacción. Tomás Alba Pratz.
Mayo 21
POSIBLE DESORDEN MENTAL LA DEFENSA DE LA VIUDA NEGRA
Se ha presentado ante los tribunales que llevan el expediente con número de investigación 488/VI/12-ARL un diagnóstico que podría salvar a la actriz Sandra Anderson de ir a la penitenciaria femenil y recluirla en el hospital psiquiátrico de la ciudad, aquí una copia del escrito del Doctor Andrew Smithson
Oficio 284
Dr. Smithson
Paciente: Sandra Anderson Sexo: Femenino
Edad: 45 años
El ingreso de la paciente se realizó el día diecisiete de mayo del presente año, la paciente presentaba un fuerte cuadro de crisis nerviosa, después de aplicársele calmantes se realizó un estudio a la antes referida, de la que se puede desprender que a primer estudio que la susodicha presentaba síntomas de:
· Ansiedad
· Esquizofrenia
· Estrés
· Paranoia
Cabe señalar que en un estudio más a fondo realizado por su servidor, se detectó que la paciente hacía alusión a la posible sustitución de quien fuera su esposo el señor Jermán Santillana Morel, y consecuentemente con el oficial que atendió al llamado policial. Cabe destacar que una vez recluida en este sanatorio, la señora Anderson sentía ser perseguida, hecho que encuadra con la esquizofrenia, afirmando que algunos elementos del personal que laboran aquí, habían sido sustituidos por personas semejantes a los que había visto en un principio, al preguntársele que quien pensaba había realizado dicha sustitución, la paciente afirmó que era obra del señor Luis Abraham Swan.
El síndrome de Capgras, es un trastorno mental que afecta a la capacidad de identificación del paciente. Este cree que una persona, generalmente un familiar, o un conocido es reemplazado por un impostor idéntico o parecido a esa persona.
Esta enfermedad está relacionada con la pérdida del reconocimiento emocional de los rostros familiares. Su causa podría ser una desconexión entre el sistema de reconocimiento visual y la memoria afectiva.
Al revisar el expediente clínico de la paciente no se encuentran lesiones cerebrales, pero si una fuerte ingesta de drogas psicotrópicas que han causado daños en el cerebro, siendo esto una posibilidad para la aparición de dicho síndrome.
Es por lo que se recomienda ante la aparición de esta enfermedad mental tan rara, que genera confusión tanto en personas, como en objetos, y que es complicada de tratar.
Que se apliquen medicamentos antipsicóticos, antidepresivos y terapias cognitivas y de conducta, esperando encontrar cierto éxito, pero no hay nada que lo cure del todo.
Si bien son poco frecuentes los casos de pacientes que presentan esta patología, es necesario encontrar el modelo correcto de tratar esta enfermedad. Por lo que es de necesidad estricta que la paciente quede internada en el Hospital Psiquiátrico a mi cargo.
Redacción. Tomás Alba Pratz.

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